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Texto sobre la obra de Laura Elenes
El largo viaje desde el Rabinal

Allá donde se acuesta el sol, allá donde se abre la noche, allá donde el frío y la helada oprimen, donde desciende el huracán y el terremoto..."

Así se escucha la voz ancestral que viaja en el tiempo, atravesando silencios y distancias, permenado culturas e idiosincrasias, voz inexorable alguna vez emitida. Voz inquietante que se actualiza y se yergue a través de la obra de Laura Elenes en nuestro presente.


Aquí donde se acuesta el sol, aquí donde se abre la noche, aquí donde el frío y la helada oprimen, donde descienden el huracán y el terremoto.
La voz prehispánica vibra y resuena. Tiene resonancia perenne, presente y actual.
Sin embargo, no siempre encara frente a frente nuestro ritmo de vida. Se necesita alguien, con la sensibilidad de percibir estas voces y hacerlas sonar nuevamente en nuestro entorno, las atraiga y las concrete.
Laura Elenes se abre a este mundo ancestral y su capacidad de artista reverbera y capta los filamentos delicados pero al mismo tiempo indestructibles de nuestros antepasados. Blancos hilos de algodón cruzan los siglos y nos revelan el sentir más lejano  a través de limpios espacios azules y rojos: el arte se inserta en el tiempo y la resonancia de aquellas voces aparecen nuevamente aquí bajo el cielo, sobre la tierra.
El mismo cielo, la misma tierra, cientos de años depués, ven concretar  ocho sólidas esculturas que retoman un hecho imborrable: el Varón de los Queché, hombre de corazón y arrojo, debe pagar con su vida. 

Momento supremo en que el mundo está presente: La vida es todo inicio, La madre de las piedras preciosas la acompaña la primavera, la muerte la abraza siempre.
El varón del Rabinal ejecuta el destino inviolable con la fuerza que da la razón. Las fuerzas de la guerra actúan imperturbables y finalmente ...el sacrificado El varón del Rabinal vivo y el varón de los Queché sacrificado.
Momento otra vez supremo en que todo se eleva y se postra al mismo tiempo. La dualidad prehispánica se manifiesta: el inicio y el final se unen en un revolverse sin fin.
Los fragmentos se unen para volverse a desgarrar, la defensa ataca y las figuras suplicantes demandan.

Momento de creación, en que la autora siembra una señal inquietante: el varón de los Queché muere, pero lleva inequívocos símbolos de sacrificio y por lo tanto de resurrección.
Sacrificio y permanencia a otra vida, a otra manera de estar aquí bajo el cielo sobre la tierra.

LUCILLE WONG
Artista plástica
Ciudad de México
​

LA NOCHE DE KU KUL KAN 

80 x 80 cm Collage

Acrilico, mata de cielo y papel amate sobre fibracel

 Muestra de la obra que conforma la exposición
EL LARGO VIAJE DESDE EL RABINAL

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Obra a la venta  lauraelenes@gmail.com

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